También es muy importante identificar el lugar como un Centro de Derechos Humanos, o Casas de Ciudadanía, como lo hemos adoptado en los últimos años, siempre abierto al uso y participación de todas las personas y movimientos sociales. En estos lugares mantenemos estructuras de encuentro y asistencia, además de delimitar siempre el 'Espaço Raphael Silva' -un joven que fue una de las primeras víctimas de la masacre de la Baixada-, donde lo utilizamos como lugar de memoria, exposición y encuentros para la convivencia.